domingo, 23 de octubre de 2011

‘elohim sí, Dios no

“En principio creó ‘elohim cielos y tierra” es el primer testimonio de las Sagradas Escrituras que sirven de fundamento a las doctrinas del judaísmo, el cristianismo y el islamismo.
El sustantivo hebreo masculino común plural ‘elohim no tiene traducción exacta en español, es decir, que no tiene un vocablo que lo comprenda; no obstante, la Grecia de Homero y Hesíodo, en exaltación a Zeus generaron el vocablo Teos, sustantivo griego masculino común singular; luego, iberoamericanos, latinos y neolatinos han dicho Deus, Dios, Dieu, Dio, Divino, o dioses o deidad o divinidad o diosa, restándole valor a la pluralidad, a la unidad y al género que en su conjunto existe en el vocablo hebreo.
‘elohim identifica a los seres de posición superior.
Las Sagradas Escrituras inician enseñándonos que cielos y tierra fueron creados por ‘elohim: “En principio creó ‘elohim los cielos y la tierra” Génesis 1:1
En Génesis 2:4 entra en vigor el Nombre propio del supremo ‘elohim: “Tales son los orígenes de los cielos y la tierra cuando fueron creados. El día en que  YAHVEH  ’elohim hizo tierra y cielos…”
Cuando el nombre del Ser Supremo irrumpe en la escena sagrada: “El día en que  YAHVEH  ‘elohim hizo tierra y cielos…”,  YAHVEH  ‘elohim define al Supremo entre los seres de posición superior; y posteriormente, en el relato de Moisés es Eva la primera persona que pronuncia el Nombre del Ser Supremo solo. Dijo Eva: “Por  YAHVEH  concebí varón”. Expresado el Nombre sin el acompañamiento de la palabra o vocablo ‘elohim, y como tal se lee desde Génesis 4:1 hasta Apocalipsis 22:21, en que pasa el nombre de lo plural a lo singular y de lo común a lo propio, así:  YAHVEH  como el nombre propio completo, o  YAH  en su forma abreviada, solo o acompañado; ejemplos:  HaleluYAH  y  YAHshua  .
Mostremos ahora como la malvada traducción de ‘elohim a Deus, Dios, Dieu, Dio, Divino, dioses, deidad, divinidad o diosa está impidiendo a los iberoamericanos y latinos entender las escrituras inspiradas, por lo siguiente:
1. Nunca podrán entender el primero de los diez mandamientos, a menos que lo lean con el vocablo ‘elohim en vez de Dios y dioses, que en las dos ocasiones lo traducen diferente; léalo de esta forma y lo entenderá y amará mucho más: “Yo soy  YAHVEH  ‘elohim, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos. No tendrás otro ‘elohim delante de mí.”
2. No reconocen con certeza en sus traducciones a quiénes identifica cada traducción como hijos de Dios en el período de la humanidad comprendido entre Noé y  YAHshua  (nombre que maltraducen como Jesús); así, por ejemplo, en la lectura de Génesis 6:2,4, acerca de los hijos de ‘elohim (ben ‘elohim), que les engendraron hijos a las hijas de los hombres en tiempos de Noé, no ven claramente la concordancia con “los ángeles que pecaron”, “los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propia morada”, aquellos no perdonados por ‘elohim, mantenidos en oscuridad, encarcelados en prisiones perpetuas y reservados al juicio (1ª de Pedro 3:19-20 y 2ª de Pedro 2:4; Judas versículo 6); como tampoco lo reconocen en la lectura vista en Job 1:6, 2:1 y 38:7 acerca de los hijos de ‘elohim que se presentaron ante  YAHVEH  y todos los que gritaron de júbilo cuando se fundaba la Tierra, se determinaban sus medidas, se hincaban sus pedestales y se ponía su piedra angular, y consecuentemente, no logran identificar diáfanamente a todo el ejército de los cielos.
3. Les resulta falta de credibilidad la traducción: Acuérdate de tus Creadores en los días de tu juventud...” (Eclesiastés 12:1)
4. Divagan los cristianos católicos y protestantes en el reconocimiento conceptual de Adán como ben ‘elohim (Lucas 3:38)
5. Debido a su aberrante traducción de hijo de Dios, se enredan los cristianos católicos y protestantes en la comprensión del título de ben ‘elohim que le da el ángel Gabriel a  YAHshua  (Lucas 1:35), o Juan el que lo bautizó (Juan 1:34), o Satanás (Mateo 4:3,6; Lucas 4:3,9), o como lo llaman los dos endemoniados (Mateo 8:29; Lucas 8:28), o los espíritus inmundos (Marcos 3:11; Lucas 4:41), o tantos otros que le llamaron ben ‘elohim, como sus discípulos, los escribas y sacerdotes, el centurión, los soldados, la gente del pueblo, y como se identificó él mismo.
6. Igualmente, los cristianos católicos y protestantes no entienden a plenitud porqué se nos ha dado la capacidad de llegar a ser ben ‘elohim, al ser confundidos por los traductores con la expresión hijos de Dios, predicada en traducción después de la redención de la humanidad (Desde Juan 1:12 hasta 1ª de Juan 5:2). Tú eres un ben ‘elohim, no un hijo de Dios.
La razón de toda esta confusión es conocida: hacen una aberrante traducción en vez de importar o transliterar la palabra hebrea ‘elohim, y decir en cambio, hijos de ‘elohim y el hijo de ‘elohim, aunque particularmente prefiero la transliteración completa: ben ‘elohim.
En general, decir Dios en vez de ‘elohim, singulariza tanto a los seres de condición superior, que tal singularidad aplicada como única, no permite una comprensión exacta de las escrituras sagradas, ni de la condición de los que llegan a ser ben ‘elohim.
Obviamente y en consecuencia, cuando una persona acepta e interioriza un nombre masculino común singular en reemplazo de un nombre masculino común plural, termina aceptándolo como nombre masculino propio. ¡Cuánta efectividad han dejado de tener nuestras oraciones porque la parte de la oración que sigue al saludo “Padre nuestro en los cielos, santificado sea tu Nombre” ha desvirtuado el Nombre propio  YAHVEH  por reemplazo del nombre común Dios!
Iberoamericanos, latinos y neolatinos en general, la situación es peor aún, cuando uno se queda pasmado de ver cómo en nuestros idiomas los traductores han convertido la palabra ‘elohim: común masculina plural, en diosa: común femenina singular (1º de los Reyes 11:5; Hechos 19:27,37)
Al ser teos un genitivo de Zeus, prefiero ser un Cristiano ateo.

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