A mi hermano Rafael Ramón: una explicación cristiana de por qué no sucede la reencarnación al final de la existencia.
Mi amado hermano: yo
tengo eternidad en el corazón, tú tienes eternidad en el corazón, sin embargo, traducido
al español, está literalmente escrito en La Biblia: “¡de nada! que no les aprende la humanidad ente «la actividad que hacen
los ‘Elohim» desde principio y hasta fin.”
Y después de enseñarnos
la gran verdad, de que la humanidad conoce de la eternidad, pero el hombre no
aprende esto que los ‘Elohim nos han implantado en nuestros corazones, el
Predicador continúa enseñándonos que lo que yo y tú vemos y vivimos acerca de que lo que existe ahora, en la eternidad ha existido antes, y que Ellos nos
descubren lo que sigue después; es decir, Ellos nos determinan lo que ha
sucedido en lo eterno y nos descubren también lo que sucederá en lo eterno
(Eclesiastés 3:9-15).
Por esa razón, podemos
afirmar ¡de aquello de lo que sí estamos seguros mi hermano! a saber: Estamos seguros de
la eternidad, de que aún antes de que existieran los Cielos y la Tierra que
vemos y conocemos, las cosas son, y de que principalmente los Seres Eternos son.
Ellos, los ‘Elohim, los
Seres Eternos, son los que crean estos Cielos que conocemos; y acerca de esta
Tierra, Ellos, en trabajo conjunto la crean; pero, presta atención a esto: lo
primero que establecen al crear la Tierra es lo que llaman Ruaj Elohim,
que incuba las Aguas, la Luz y la Oscuridad, el Firmamento, los Vegetales, los
Animales y los Seres Humanos.
El Ruaj ‘Elohim es
el elemento más importante que tenemos en la Tierra. Es el espíritu que tenemos
humanos y animales, es el aire que respiramos, es el viento que da energía, es
atmósfera en su dimensión superior, y destaco esto: es el único elemento gratis
de que disponemos 24 horas al día y en todo lugar. ¡Respíralo e inspírate!
Las razones escriturales
que desvirtúan la creencia en la Reencarnación. Con
esa introducción, ahora sí entremos en materia. ¿Cómo demostramos que no es posible
la reencarnación? Porque entre el día quinto y parte del día sexto de la
Creación ‘Elohim crea los animales, y posteriormente, de manera separada e independiente
crea al ser humano. Estamos de acuerdo en que los seres humanos no somos el
producto de haber evolucionado desde los animales, como tampoco lo somos de que
haya habido un renacimiento del alma por las buenas acciones (karma) de los
animales; sencillamente fuimos creados como seres humanos con una
predeterminación y una promesa de vida eterna.
Ahora corresponde mostrarte
cómo los hinduistas entendieron mal la promesa de resurrección, juicio y vida eterna,
transformándola en la creencia de la reencarnación.
La promesa predeterminada
de la resurrección. Muy interesante resulta observar y analizar nuestra creación como seres humanos en el día sexto de los ‘Elohim, pues fuimos
condicionados de no ser como Ellos, esto es, el saber bueno y malo; pero sí de
tener la posibilidad de vivir para eternidad, comiendo del árbol de la vida.
Pareciera ficticio e irreal, pero así nos fabricaron. Lo lamentable es que este
producto humano falló en Adán al comer del árbol llamado: “el Daat bueno y malo”,
y se nos ha impedido que el ser humano “tome también de árbol los vivientes,
y coma, y viva para eternidad”. Pero, gracias al Señor, ante esta
circunstancia adversa había la predeterminación de que un Ser de los Cielos
vendría a reivindicarnos por y ante la eternidad perdida.
En efecto, así sucedió. A
quien conocemos en la Tierra como YAHshua (Jesús en español), en los Cielos
existía antes. Y tal como nos enseñaron desde niños en la casa, en la iglesia y
en el colegio: “María dijo al ángel: ¿Cómo ocurrirá esto, puesto que no
conozco varón? Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre
ti, y el poder del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo nacido será
llamado Santo, Hijo de los ‘Elohim” (Lucas 1:34-35). Así se implantó el
cigoto en María, crece durante nueve meses, nace YAHshua, nos adoctrina durante
tres años de su vida, muere, resucita al tercer día y posteriormente sube al
Cielo. Con esto nos demuestra YAHshua que los seres humanos resucitaremos, no
nos demuestra que reencarnaremos.
Ahora bien, nos preguntaríamos obligatoriamente ¿cómo resucitaremos? Esto dice La
Biblia:
“Pero
dirá alguno: ¿Cómo son resucitados los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo
vienen? ¡Insensato! Lo que tú siembras no es vivificado si no muere. Y lo que
siembras: No siembras el cuerpo que llegará a ser, sino un grano desnudo, de
trigo o de algún otro; pero los ‘Elohim le dan un cuerpo como Ellos quisieron,
y a cada una de las semillas su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne,
sino que una es humana; otra, carne de bestias; otra, carne de aves; y otra, de
peces. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una, en verdad, es
la gloria de los celestiales, y otra, la de los terrenales; una es la gloria
del sol; y otra, la gloria de la luna; y otra, la gloria de las estrellas;
porque una estrella difiere de otra en gloria. Así también es la resurrección
de los muertos: Se siembra en corrupción, resucita en incorrupción; se siembra
en humillación, resucita en gloria; se siembra en debilidad, resucita con
poder; se siembra cuerpo animal, resucita cuerpo espiritual. Si hay cuerpo
animal, hay también espiritual. Así también está escrito: El primer hombre,
Adam, fue hecho un alma viviente; el postrer Adam, un espíritu vivificante. Pero
no es primero lo espiritual, sino lo físico; luego, lo espiritual. El primer
hombre, sacado de la tierra, es terrenal; el segundo Hombre, venido del cielo. Como
el terrenal, así también los terrenales, y como el celestial, así también los
celestiales. Y así como exhibimos la imagen del terrenal, exhibiremos también
la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: La carne y la sangre no
pueden heredar el reino de los ‘Elohim; ni la corrupción hereda la
incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos
seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la final
trompeta (porque sonará la trompeta), y los muertos serán resucitados incorruptibles,
y nosotros seremos transformados. (Primera Carta a los
Corintios 15:35-52)
Ahora somos terrenales, y
si morimos, cuando resucitemos seremos celestiales.
La promesa
predeterminada del juicio. Con la cita bíblica
anterior se muestra que resucitaremos con cuerpo espiritual, si es que llegamos
a morir; y digo si llegamos a morir, porque habrá una generación que no
conocerá la muerte, sino que será arrebatada, “pero todos seremos
transformados”.
Aparte de ese
Arrebatamiento, esta humanidad conocerá tres (3) resurrecciones, a saber:
1.
– Las Primicias de
la Resurrección que sucedió cuando en el año 33 d.C. resucitó YAHshua y 144.000
más que resucitaron con Él (Mateo 27:50-53. Apocalipsis 7:1-8; 14:1-5). Todos
los 144.001 tuvieron unas características comunes de juicio, cuales son:
a. Todos
Varones.
b. Todos
Israelitas o hijos de Jacob, quien posteriormente fue llamado Israel.
c. No
se contaminaron con mujeres, porque son vírgenes.
d. En
su boca no fue hallada mentira: Son sin mancha.
Posteriormente, en el tiempo presente y futuro próximo, en el período de tiempo
que La Biblia llama “El Día del Señor” está escrito que habrá lugar a dos
resurrecciones:
2.
– La Primera Resurrección cuando revela el
apóstol Juan: “vi tronos, y se sentaron en ellos, y les fue concedido juzgar”
(Apocalipsis 20:4-6). Las características comunes de los que resucitarán en
la Primera Resurrección son:
a. Decapitados
por causa del testimonio de YAHshua y por causa de la palabra de los ‘Elohim.
b. No
habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni habían recibido la marca en la
frente y en su mano.
c. De
ellos se profetiza: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera
resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán
sacerdotes de los ‘Elohim y del Ungido, y reinarán con Él mil años.”
3.
– La Segunda
Resurrección que sucederá mil años después de la Primera Resurrección
(Apocalipsis 20:11-15). Al respecto, y recordando que todos seremos
transformados, “cuando los mil años se cumplan”, nos anuncia el apóstol
Juan:
“Vi
un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él, ante cuyo rostro huyeron
la tierra y el cielo, y no fue hallado lugar para ellos. Y vi a los muertos,
grandes y pequeños, en pie delante del trono, y unos rollos fueron abiertos, y
también fue abierto otro rollo, el cual es de la vida; y fueron juzgados los
muertos por las cosas que habían sido escritas en los rollos, según sus obras. Y
el mar entregó a los muertos que había en él, y la Muerte y el Seol entregaron
los muertos que había en ellos, y fueron juzgados, cada uno según sus obras. Y
la Muerte y el Seol fueron arrojados al Lago de Fuego. Ésta es la muerte
segunda: El Lago de Fuego. Y el que no fue hallado inscrito en el Libro de la
Vida, fue lanzado al Lago del Fuego.
¿Quiénes de los
resucitados no fueron hallados inscritos en el Libro de la Vida? El apóstol Juan
revela con preciso detalle las ocho (8) características comunes: “Pero [1]
los cobardes e [2] incrédulos, y [3] abominables y [4] homicidas,
y [5] fornicarios y [6] hechiceros, e [7] idólatras y [8]
todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago que arde con fuego y
azufre, que es la muerte segunda. (Apocalipsis 21:8. Los números entre
corchetes yo los añadí para mejor explicación). Como ves, estos irán con cuerpo inmortal al Lago de Fuego y Azufre.
Y ¿quiénes de los
resucitados sí fueron hallados inscritos en el Libro de la Vida y qué pasará con ellos? También lo
precisa el apóstol Juan:
“Vi
un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
pasaron, y el mar no existía más. Y vi que descendía del cielo, de los ‘Elohim,
la ciudad santa: Una nueva Jerusalem, dispuesta como una esposa ataviada para
su esposo. Y oí una gran voz procedente del trono, que decía: He aquí el
tabernáculo de ‘Elohim con los hombres, y morará con ellos, y ellos serán
pueblos suyos, y los ‘Elohim mismos estarán con ellos. Y enjugará toda lágrima
de sus ojos, y ya no existirá la muerte, ni habrá ya llanto, ni clamor, ni
dolor. Las primeras cosas pasaron. Y el que está sentado en el trono dijo: He
aquí que hago nuevas todas las cosas, y dijo: Escribe: Estas palabras son
fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo, el Alef y el Tav, el Principio
y el Fin. Al que tiene sed, le daré gratuitamente de la fuente del agua de la
vida. El que venza heredará estas cosas, y le seré por ‘Elohim, y él me será
por hijo.” (Apocalipsis 21:1-7)
La promesa
predeterminada de la vida eterna. Como ya leíste hermano
mío, los resucitados en las Primicias de la Resurrección ya disfrutan de vida
eterna, y serán sellados en sus frentes con el Nombre de YAHshua y el Nombre de
YAHVEH.
Con los de la Primera
Resurrección va a pasar esto anunciado por el apóstol Juan: “serán sacerdotes
de Elohim y de Cristo, y reinarán con Él mil años.”
Y con los de la Segunda
Resurrección, esa que comúnmente llaman el Juicio Final, sucederá que para unos
“ya no existirá la muerte, ni habrá ya llanto, ni clamor, ni dolor”, mientras
que otros serán lanzados al Lago de Fuego y Azufre, lugar adonde los primeros
que bajarán vivos pero con cuerpo celestial son dos varones: “La Bestia” y “El
Falso Profeta” (Apocalipsis 19:19-20); y mil años después se les une “El
Diablo”.
Como observarás, mi
hermano, después de la muerte no habrá un retorno en otro ser con cuerpo, alma
y espíritu.
Mi amado hermano: la conclusión de todo este asunto leído, es que confirma las palabras que podrás leer
en los versículos 27 y 28 del capítulo 9 de la Carta a los Hebreos:
“Y
tal como está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después
de esto el juicio, así también el Mesías fue ofrecido una vez y para siempre
para llevar la carga de los pecados de muchos; y se aparecerá por segunda vez,
sin relación con el pecado, a los que lo esperan para salvación.”