domingo, 23 de diciembre de 2012

Tres mentiras que favorecen el sicariato.

Mata a un descendiente del mono, como se mata a cualquier otro animal. El sicario niño o adulto en su educación básica y media recibe como enseñanza un hecho que aseguran los escritores haberse comprobado: que el ser humano proviene del mono.

Como a tal estudiante no le enseñan que es una idea o una simple teoría, el estudiante observa las figuras que les imprimen en los textos de Sociales y queda convencido de que eso es una realidad de la raza humana.



Los textos de Ciencias Sociales no le dan opción al estudiante de escoger entre las dos teorías que explican la presencia del hombre en la Tierra: la Creación y la Evolución, sino que únicamente le trazan como verdad la Evolución de las Especies, y particularmente del ser humano.

No es una idea, no es una teoría, es un hecho comprobado. Al estudiante se le coarta la posibilidad de confrontar.

No matarás. En la mal denominada clase de Religión – digo mal denominada, porque la religión se divide en religión pura y religión impura – se enseña al mismo estudiante como verdad verdadera, que el mandamiento escrito en hebreo se traduce al español “no matarás”, siendo la traducción correcta “no asesinarás”.

Esta enseñanza hace igualación entre matar a un animal y matar a un ser humano. No distingue señorío del ser humano sobre la bestia, ni de igualdad de derecho ante la vida por parte de los humanos.

Los muertos van al Cielo. En la escuela de la vida el estudiante cristiano católico o cristiano protestante escucha ciertas expresiones relacionadas con los muertos, las cuales le hacen sentir como verdad que los muertos nos miran desde el Cielo, que desde el Cielo nos cuidan, que el Señor lo necesitaba en el Cielo, etc.

De esta manera el sicario cristiano, sea católico o protestante, concibe la muerte como un viaje al Cielo, porque no se le ha enseñado que el Seol - vocablo hebreo mal traducido Hades en griego, y que la Real Academia Española no lo consigna en el Diccionario de la Lengua Española - es el lugar donde van los muertos, y que además, el Seol está en la Tierra. Para el sicario, la víctima es un animal que se mata para que vaya al Cielo.

Así, estas tres mentiras vistas en reunión dentro de la mente, sea de un desertor escolar a temprana edad como en la de un sofisticado revolucionario o en la de cualquiera de rango intermedio, generan un silogismo de tres premisas mentirosas que concluyen en una verdad siniestra, que resta importancia a la condición de ser humano, que iguala en importancia la vida animal con la vida humana, y que pareciera hacer de un asesinato, más bien un favor que conduce al Cielo.

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