martes, 29 de noviembre de 2016

La Reencarnación No Tiene Fundamento.

A mi hermano Rafael Ramón: una explicación cristiana de por qué no sucede la reencarnación al final de la existencia.


Mi amado hermano: yo tengo eternidad en el corazón, tú tienes eternidad en el corazón, sin embargo, traducido al español, está literalmente escrito en La Biblia: “¡de nada! que no les aprende la humanidad ente «la actividad que hacen los ‘Elohim» desde principio y hasta fin.”

Y después de enseñarnos la gran verdad, de que la humanidad conoce de la eternidad, pero el hombre no aprende esto que los ‘Elohim nos han implantado en nuestros corazones, el Predicador continúa enseñándonos que lo que yo y tú vemos y vivimos acerca de que lo que existe ahora, en la eternidad ha existido antes, y que Ellos nos descubren lo que sigue después; es decir, Ellos nos determinan lo que ha sucedido en lo eterno y nos descubren también lo que sucederá en lo eterno (Eclesiastés 3:9-15).

Por esa razón, podemos afirmar ¡de aquello de lo que sí estamos seguros mi hermano! a saber: Estamos seguros de la eternidad, de que aún antes de que existieran los Cielos y la Tierra que vemos y conocemos, las cosas son, y de que principalmente los Seres Eternos son.

Ellos, los ‘Elohim, los Seres Eternos, son los que crean estos Cielos que conocemos; y acerca de esta Tierra, Ellos, en trabajo conjunto la crean; pero, presta atención a esto: lo primero que establecen al crear la Tierra es lo que llaman Ruaj Elohim, que incuba las Aguas, la Luz y la Oscuridad, el Firmamento, los Vegetales, los Animales y los Seres Humanos.

El Ruaj ‘Elohim es el elemento más importante que tenemos en la Tierra. Es el espíritu que tenemos humanos y animales, es el aire que respiramos, es el viento que da energía, es atmósfera en su dimensión superior, y destaco esto: es el único elemento gratis de que disponemos 24 horas al día y en todo lugar. ¡Respíralo e inspírate!

Las razones escriturales que desvirtúan la creencia en la Reencarnación. Con esa introducción, ahora sí entremos en materia. ¿Cómo demostramos que no es posible la reencarnación? Porque entre el día quinto y parte del día sexto de la Creación ‘Elohim crea los animales, y posteriormente, de manera separada e independiente crea al ser humano. Estamos de acuerdo en que los seres humanos no somos el producto de haber evolucionado desde los animales, como tampoco lo somos de que haya habido un renacimiento del alma por las buenas acciones (karma) de los animales; sencillamente fuimos creados como seres humanos con una predeterminación y una promesa de vida eterna.

Ahora corresponde mostrarte cómo los hinduistas entendieron mal la promesa de resurrección, juicio y vida eterna, transformándola en la creencia de la reencarnación.

La promesa predeterminada de la resurrección. Muy interesante resulta observar y analizar nuestra creación como seres humanos en el día sexto de los ‘Elohim, pues fuimos condicionados de no ser como Ellos, esto es, el saber bueno y malo; pero sí de tener la posibilidad de vivir para eternidad, comiendo del árbol de la vida. Pareciera ficticio e irreal, pero así nos fabricaron. Lo lamentable es que este producto humano falló en Adán al comer del árbol llamado: “el Daat bueno y malo”, y se nos ha impedido que el ser humano “tome también de árbol los vivientes, y coma, y viva para eternidad”. Pero, gracias al Señor, ante esta circunstancia adversa había la predeterminación de que un Ser de los Cielos vendría a reivindicarnos por y ante la eternidad perdida.

En efecto, así sucedió. A quien conocemos en la Tierra como YAHshua (Jesús en español), en los Cielos existía antes. Y tal como nos enseñaron desde niños en la casa, en la iglesia y en el colegio: “María dijo al ángel: ¿Cómo ocurrirá esto, puesto que no conozco varón? Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo nacido será llamado Santo, Hijo de los ‘Elohim” (Lucas 1:34-35). Así se implantó el cigoto en María, crece durante nueve meses, nace YAHshua, nos adoctrina durante tres años de su vida, muere, resucita al tercer día y posteriormente sube al Cielo. Con esto nos demuestra YAHshua que los seres humanos resucitaremos, no nos demuestra que reencarnaremos. 

Ahora bien, nos preguntaríamos obligatoriamente ¿cómo resucitaremos? Esto dice La Biblia:
“Pero dirá alguno: ¿Cómo son resucitados los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vienen? ¡Insensato! Lo que tú siembras no es vivificado si no muere. Y lo que siembras: No siembras el cuerpo que llegará a ser, sino un grano desnudo, de trigo o de algún otro; pero los ‘Elohim le dan un cuerpo como Ellos quisieron, y a cada una de las semillas su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne, sino que una es humana; otra, carne de bestias; otra, carne de aves; y otra, de peces. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una, en verdad, es la gloria de los celestiales, y otra, la de los terrenales; una es la gloria del sol; y otra, la gloria de la luna; y otra, la gloria de las estrellas; porque una estrella difiere de otra en gloria. Así también es la resurrección de los muertos: Se siembra en corrupción, resucita en incorrupción; se siembra en humillación, resucita en gloria; se siembra en debilidad, resucita con poder; se siembra cuerpo animal, resucita cuerpo espiritual. Si hay cuerpo animal, hay también espiritual. Así también está escrito: El primer hombre, Adam, fue hecho un alma viviente; el postrer Adam, un espíritu vivificante. Pero no es primero lo espiritual, sino lo físico; luego, lo espiritual. El primer hombre, sacado de la tierra, es terrenal; el segundo Hombre, venido del cielo. Como el terrenal, así también los terrenales, y como el celestial, así también los celestiales. Y así como exhibimos la imagen del terrenal, exhibiremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el reino de los ‘Elohim; ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta (porque sonará la trompeta), y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. (Primera Carta a los Corintios 15:35-52)
Ahora somos terrenales, y si morimos, cuando resucitemos seremos celestiales.

La promesa predeterminada del juicio. Con la cita bíblica anterior se muestra que resucitaremos con cuerpo espiritual, si es que llegamos a morir; y digo si llegamos a morir, porque habrá una generación que no conocerá la muerte, sino que será arrebatada, “pero todos seremos transformados”.

Aparte de ese Arrebatamiento, esta humanidad conocerá tres (3) resurrecciones, a saber:
1.    – Las Primicias de la Resurrección que sucedió cuando en el año 33 d.C. resucitó YAHshua y 144.000 más que resucitaron con Él (Mateo 27:50-53. Apocalipsis 7:1-8; 14:1-5). Todos los 144.001 tuvieron unas características comunes de juicio, cuales son:
a.     Todos Varones.
b.    Todos Israelitas o hijos de Jacob, quien posteriormente fue llamado Israel.
c.     No se contaminaron con mujeres, porque son vírgenes.
d.    En su boca no fue hallada mentira: Son sin mancha.

Posteriormente, en el tiempo presente y futuro próximo, en el período de tiempo que La Biblia llama “El Día del Señor” está escrito que habrá lugar a dos resurrecciones:
2.     – La Primera Resurrección cuando revela el apóstol Juan: “vi tronos, y se sentaron en ellos, y les fue concedido juzgar” (Apocalipsis 20:4-6). Las características comunes de los que resucitarán en la Primera Resurrección son:
a.     Decapitados por causa del testimonio de YAHshua y por causa de la palabra de los ‘Elohim.
b.    No habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni habían recibido la marca en la frente y en su mano.
c.     De ellos se profetiza: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de los ‘Elohim y del Ungido, y reinarán con Él mil años.”
3.    – La Segunda Resurrección que sucederá mil años después de la Primera Resurrección (Apocalipsis 20:11-15). Al respecto, y recordando que todos seremos transformados, “cuando los mil años se cumplan”, nos anuncia el apóstol Juan:
“Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él, ante cuyo rostro huyeron la tierra y el cielo, y no fue hallado lugar para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, en pie delante del trono, y unos rollos fueron abiertos, y también fue abierto otro rollo, el cual es de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que habían sido escritas en los rollos, según sus obras. Y el mar entregó a los muertos que había en él, y la Muerte y el Seol entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados, cada uno según sus obras. Y la Muerte y el Seol fueron arrojados al Lago de Fuego. Ésta es la muerte segunda: El Lago de Fuego. Y el que no fue hallado inscrito en el Libro de la Vida, fue lanzado al Lago del Fuego.

¿Quiénes de los resucitados no fueron hallados inscritos en el Libro de la Vida? El apóstol Juan revela con preciso detalle las ocho (8) características comunes: “Pero [1] los cobardes e [2] incrédulos, y [3] abominables y [4] homicidas, y [5] fornicarios y [6] hechiceros, e [7] idólatras y [8] todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. (Apocalipsis 21:8. Los números entre corchetes yo los añadí para mejor explicación). Como ves, estos irán con cuerpo inmortal al Lago de Fuego y Azufre.

Y ¿quiénes de los resucitados sí fueron hallados inscritos en el Libro de la Vida y qué pasará con ellos? También lo precisa el apóstol Juan:
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar no existía más. Y vi que descendía del cielo, de los ‘Elohim, la ciudad santa: Una nueva Jerusalem, dispuesta como una esposa ataviada para su esposo. Y oí una gran voz procedente del trono, que decía: He aquí el tabernáculo de ‘Elohim con los hombres, y morará con ellos, y ellos serán pueblos suyos, y los ‘Elohim mismos estarán con ellos. Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no existirá la muerte, ni habrá ya llanto, ni clamor, ni dolor. Las primeras cosas pasaron. Y el que está sentado en el trono dijo: He aquí que hago nuevas todas las cosas, y dijo: Escribe: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo, el Alef y el Tav, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venza heredará estas cosas, y le seré por ‘Elohim, y él me será por hijo.” (Apocalipsis 21:1-7)

La promesa predeterminada de la vida eterna. Como ya leíste hermano mío, los resucitados en las Primicias de la Resurrección ya disfrutan de vida eterna, y serán sellados en sus frentes con el Nombre de YAHshua y el Nombre de YAHVEH.

Con los de la Primera Resurrección va a pasar esto anunciado por el apóstol Juan: “serán sacerdotes de Elohim y de Cristo, y reinarán con Él mil años.”

Y con los de la Segunda Resurrección, esa que comúnmente llaman el Juicio Final, sucederá que para unos “ya no existirá la muerte, ni habrá ya llanto, ni clamor, ni dolor”, mientras que otros serán lanzados al Lago de Fuego y Azufre, lugar adonde los primeros que bajarán vivos pero con cuerpo celestial son dos varones: “La Bestia” y “El Falso Profeta” (Apocalipsis 19:19-20); y mil años después se les une “El Diablo”.

Como observarás, mi hermano, después de la muerte no habrá un retorno en otro ser con cuerpo, alma y espíritu. 

Mi amado hermano: la conclusión de todo este asunto leído, es que confirma las palabras que podrás leer en los versículos 27 y 28 del capítulo 9 de la Carta a los Hebreos:

“Y tal como está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también el Mesías fue ofrecido una vez y para siempre para llevar la carga de los pecados de muchos; y se aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, a los que lo esperan para salvación.”

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